Uno de los más famosos incidentes ocurrido a bordo de un buque, muy conocido por el escándalo que desencadenó, sucedió frente a las costas de New Jersey, en Septiembre de 1934. El MORRO CASTLE, un barco americano cuya botadura data de 1930, realizaba un crucero entre La Habana y New York. A pesar del mar arbolado, pocas horas antes de llegar a destino, se organizó el party acostumbrado como festejo de la última noche de crucero. El festejo quedó repentinamente interrumpido al descubrir el cuerpo del capitán, muerto de un ataque al corazón. Inmediatamente después, se desencadena un incendio a bordo por causas jamás establecidas de forma precisa. Por si ésto no fuera suficiente y para colmo de todas las desgracias, la instalación contraincendios no funcionó.
El primer oficial, que pasó a ocupar el puesto del Capitán, se mostró indeciso y el buque siguió la ruta contra el fuerte viento que alimentaba el fuego; la instalación de transmisión del timón automático dejó de funcionar y la ineptitud hizo que no se probasen los de reserva.
El oficial radiotelegrafista lanzó tarde, aunque por propia iniciativa, el S.O.S.
La dotación y el pasaje fueron presa del pánico y arriaron sólo la mitad de los botes salvavidas, donde se acomodaron un promedio de 30 marineros y 2 pasajeros por bote, aún cuando estaban hechos para alojar a 58 personas. Muchos se arrojaron al agua. Afortunadamente, el barco se encontraba cerca de la costa y en una ruta muy frecuentada. Varios barcos y aviones acudieron rápidamente al lugar.
El MORRO CASTLE fue remolcado hacia New York, pero el cabo se rompió, y aún en llamas, quedó al garete frente a Asbury Park (New Jersey), donde se convirtió en atracción turística. Se instalaron barracas de feria donde vendían piezas del barco, generalmente falsas, siendo necesaria la intervención del Ejército para contener a la multitud.
Muchos pasajeros habían muerto en sus camarotes, aprisionados en los portillos mientras trataban de huir de las llamas. El total de muertos ascendió a 134.
Después de una encuesta, la Compañía de Navegación fue multada y los oficiales condenados a prisión. Una posterior apelación anuló todas las sentencias.