Una sed terrible, escalofríos incontrolables y fiebre, mucha fiebre recorrían el mundo. Eran los síntomas de la llamada peste negra de 1348. Una enfermedad que ratas y mercaderes habrían traído del lejano Oriente. Atacó por sorpresa y con tanta virulencia que la espeluznante consecuencia fue acabar con la mitad de la población mundial del siglo XIV.
Con semejante ataque virulento a la población, las consecuencias fueron, además de demográficas, el derrumbe económico. En Alemania más de la mitad de las tierras de cultivo se quedaron sin dueño tras el fallecimiento de los propietarios, al igual que en el resto de Europa. Ante la falta de demanda, los precios se desplomaron. Aún así la época fue bautizada , paradojas de la vida, como la edad de oro de los campesinos debido a la escasez de personal, lo que les permitía imponer las condiciones salariales. A pesar de imponer medidas, por ejemplo mediante decreto fijar precios y salarios, ninguna medida resultó suficiente para tratar de frenar una depresión económica que. irremediablemente, se extendió y padeció durante un siglo.
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