A veces, sin quererlo, no puedo respirar porque me falta el aire, ese aire que nos gustaba respirar juntos, pulmón con pulmón. Ya sólo queda el aire de la ventana abierta y la puerta cerrada, para que no se escape... sufro de incapacidad para respirar si tu no estás a mi lado. Mi aire es echarte de menos cada segundo de mi vida, recordarte a cada instante y no querer olvidarte. Mi aire son las lágrimas atascadas en la garganta porque nunca fueron derramadas. Lo admito, padezco y sufro tu ausencia como en una burbuja de recuerdos flotando, hasta que la burbuja se diluye y vuelvo a la realidad que es una cárcel sin remisión de pena, una condena a cadena perpetua.
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lunes, 10 de enero de 2011
AIRE
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